¿Cómo afrontar el momento del baño o ducha?
Es una tarea compleja que se combina con otras como desnudarse, entrar y salir de la bañera y asearse. Esto, unido a las consecuencias mentales de la enfermedad (temor ante personas y situaciones que no reconoce, desinterés por el aspecto, etc.), hará que sea una de las actividades que provoquen más rechazo en tu familiar.
- Es conveniente mantener los hábitos anteriores: si el baño no era diario no insistas en ello. Intenta realizarlo en los momentos del día en que está más relajado respetando una rutina: siempre a la misma hora y en el mismo lugar.
- Conviene no ir con prisas: prepara la bañera antes de que él entre en el cuarto, no llenes demasiado y no añadas geles ni espumas que puedan provocar resbalones.
- Una vez preparado acompáñele mientras le comentas qué van a hacer. Las instrucciones verbales deben ser breves, ordenadas y dejando tiempo para ejecutarlas. Por ejemplo: “quítate la falda”, “coge la esponja”,”frótate las piernas”. Deja que explore antes los elementos que va a usar: puede tocar el jabón, la esponja, etc.
- A la hora de vestirse, dale las prendas de una en una y dile que se las ponga. Si quieres mantener su intimidad, puedes apartarte un poco, pero no le dejes solo.
En muchas ocasiones, los enfermos de Alzheimer se niegan a bañarse. Si fuera así, no discutas ni le fuerces, inténtelo más tarde. Y si continuara negándose, limítate a lavarle bien.
Cuando sea imprescindible el aseo en la cama, sigue las siguientes recomendaciones:
- Coloca un plástico sobre las sábanas o utiliza sistemas con desagüe especiales.
- Puedes hacerlo con una manguera unida a un grifo o con una palangana vigilando en todo momento la temperatura de la habitación.
- Aprovecha el momento del aseo para comprobar el estado de la piel y las uñas. Controla las zonas enrojecidas e irritadas. Seca e hidrata bien la piel.
- Usa guantes de látex cuando puedas entrar en contacto con fluidos corporales o heces.
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