¿Qué es
el síndrome del cuidador o "burn-out" y cómo podemos prevenirlo?
Este síndrome fue descrito por
primera vez en Estados Unidos en 1974. Consiste en un profundo desgaste emocional
y físico que experimenta la persona que convive y cuida a un enfermo crónico
tal como el enfermo de Alzheimer. El cuidador que puede sufrirlo es
aquel que llega a dedicarle casi todo su tiempo (incluso dejando de trabajar
para cuidarle), generalmente en solitario (aunque haya otros familiares),
durante muchos años y con estrategias pasivas e inadecuadas de resolución
de problemas (Jerrom y cols, 1993).
Se considera producido por el estrés
crónico en un batallar diario contra la enfermedad con tareas
monótonas y repetitivas, con sensación de falta de control sobre el resultado
final de esta labor, y que puede agotar las reservas psico-físicas del
cuidador (Goode y cols, 1998).
Incluye desarrollar actitudes y sentimientos
negativos hacia los enfermos a los que se cuida, desmotivación, depresiòn,
angustia, trastornos psicosomáticos, fatiga y agotamiento no ligado al
esfuerzo, irritabilidad, despersonalización y deshumanización,
comportamientos esterotipados con ineficiencia en resolver los problemas
reales, agobio continuado con sentimientos de ser desbordado por la
situación.
Ten en cuenta las siguientes cuestiones para prevenir el burn-out:
- Acepta que estas reacciones de agotamiento son
frecuentes e incluso y previsibles en un cuidador. Son reacciones normales pero que necesitan apoyo.
- No te olvides de ti mismo, poniéndote siempre en segundo lugar. El "autosacrificio total"
no tiene sentido.
- Pide ayuda cuando detectes signos, no lo ocultes por miedo a asumir que "se estás al
límite de tus fuerzas" ni tampoco por culpa de no ser un super-cuidador.
- No temas acudir a un
profesional y a grupos de auto-ayuda de
asociaciones de afectados por la enfermedad de Alzheimer que resultan ser muy
eficaces.
- Aprende técnicas de
relajación.
- Solicita información y
formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad (evolución futura,
previsión de complicaciones, medicación) y conocimientos prácticos para
enfrentar los problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del
hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello incrementa el sentimiento de
control y de eficacia personal.
- Márcarte objetivos
reales, a corto plazo y factibles en las tareas del cuidar. No mantener
expectativas irreales ("El enfermo no va a empeorar mas de lo que
está"), ni tampoco ideas omnipotentes sobre uno ("Voy a solucionar
todos los problemas yo sólo").
- Delega tareas en otros familiares o personal contratado (sanitario o del hogar). No
te creas imprescindible.
- Mantente automotivado
a largo plazo, auto reforzarse en los éxitos, felicitándote a tí mismo por todo
lo bueno que vas haciendo.
- No te fijes sólo en las
deficiencias y fallos que se tengan.
- Cuida especialmente los
propios descansos y la alimentación: parar 10 minutos cada dos horas,
dormir las horas suficientes y mantener una dieta adecuada.
- Tomate también cada día
una hora para realizar asuntos propios. Asimismo permitete un merecido
descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.
- Si puedes, realiza ejercicio físico todos los días, ya que elimina toxinas corporales y despeja la
mente.
- Evita el aislamiento:
obligate a mantener el contacto con amigos y otros familiares. Salir de la
casa con otras personas, no quedarse "enclaustrado". Los vínculos
afectivos amortiguan el estrés.
- Pon límite a las
demandas excesivas del paciente; hay que saber decir NO, sin sentirse culpable
por ello.
- Expresa abiertamente a
otros las frustraciones, temores o propios resentimientos, es un escape
emocional siempre beneficioso.
- Planifica las
actividades de la semana y del día. Establecer prioridades de tareas,
diferenciando lo urgente de lo importante. Decidir qué cosas no vas a poder
realizar con bastante probabilidad. La falta de tiempo es una de las
primeras causas de agobio.
- Promociona la
independencia del paciente. No debes realizar lo que el enfermo
pueda hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.
- Usa centros de día,
residencias de respiro temporal, o personal de asistencia
domiciliaria, es decir haz uso de los recursos disponibles en tu comunidad para aliviar la sobrecarga.